La pasada legislatura, caracterizada
por la crispación y descalificación continua al Gobierno y, sobre todo, la
penosa campaña electoral que incluyó dos lamentables debates televisivos y un
asesinato, nos produjo horror a muchos españoles. Es por ello que estamos
obligados a preguntarnos por el origen de tanto despropósito.
La respuesta puede estar
recogida en el artículo publicado hace unos días en la prensa, escrito por un
editor, Gonzalo Portón, que, con el título “Cautivos y desarmados ante las
elecciones”, aporta los siguientes datos obtenidos del muestreo que facilita la Federación de Gremios
de Editores.
De 38 millones de
españoles mayores de 10 años, sólo 15 millones leen libros de modo permanente;
el resto, 23 millones, no lee. De los 15 aludidos hay 13 millones que leen por
puro entretenimiento (sobre todo novelas y cuentos), mientras que un millón y
medio largo lee para mejorar su nivel cultural; sólo ese medio millón lee
ensayo.
Entre los 25 libros más
leídos de 2007 no hay ni una sola novela de verdadera calidad literaria y no
aparece en este grupo ningún libro de filosofía, ciencia, historia o crítica.
Con este desolador
panorama cultural no debe extrañarnos que el nivel de nuestra democracia esté
bajo mínimos.
Gijón, 10-3-2008
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