domingo, 10 de agosto de 2014

Revisionismo histórico


Si después de 30 años de la muerte del dictador y veintitantos de democracia, aparecen en los medios de comunicación individuos justificando la sublevación de militares y demás fuerzas reaccionarias contra el Gobierno democrático de la República y utilizan las mismas mentiras que los vencedores impusieron durante los casi 40 años de dominio, es decir, que todos los que no pensaban como ellos, todos los que no asumían los principios del nacional-catolicismo (forma que el fascismo adoptó en España) eran gente peligrosa a la que había que exterminar, algo no funciona correctamente.
Si propagandistas que se hacen pasar por historiadores o terroristas en el sentido literal de la palabra reconvertidos en terroristas ideológicos, como Pío Moa, divulgan su veneno sobre amplios sectores de la población, debemos preocuparnos seriamente de nuestro futuro.
Quizá sea pesimista, pero creo que es eso lo que está pasando. Contribuyen a ello una serie de factores negativos: unos dirigentes del principal partido de la oposición, atrincherados en posiciones ultramontanas y reaccionarias; un resurgimiento de la jerarquía católica que actúa como en sus peores tiempos, aprovechando su influencia social para extender la cerrazón y la intransigencia y una clase política, en general, mediocre y en absoluto a la altura de las circunstancias. Dos ejemplos de esto último: el ínfimo nivel político que muestra el grupo municipal gijonés del PP y la estupidez del intento de anexión por parte de nacionalistas gallegos de una parte del territorio asturiano y la correspondiente respuesta de políticos asturianos achacando el hecho a la falta de normalización del bable en el oriente asturiano. ¿Caben mayores desatinos?


                                                            Gijón, 18-12-2005  

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