Un grupo de militantes y
simpatizantes del PSOE proponemos la siguiente acción política: debatir sobre
la situación política en general y sobre las crisis de las instituciones en
particular, siendo las reflexiones que hacemos en este escrito, así como los
documentos que aportamos, fruto de los trabajos hechos en el grupo.
Partimos en nuestro análisis de
posiciones próximas al movimiento 15-M (los indignados). Si bien este
movimiento fue muy heterogéneo, nos identificamos con él en dos puntos: la
indignación que nos produce el panorama político español y los postulados
generales del movimiento que se sintetizan en sus tres eslóganes más
emblemáticos: “Lo llaman democracia y no lo es”, “Democracia real ya” y “No nos
representan” en alusión a las instituciones políticas.
La primera frase la
interpretamos como que, si bien en la transición política española se
estableció una democracia, ésta fue más bien formal (institucional, de
infraestructuras), pero no dio el paso para convertirse en real, porque no se
produjo el cambio de mentalidades en los ciudadanos, necesario para comportarse
como tales. De ahí que la transformación pendiente se sitúe en el ámbito de la
cultura y de la ética (valores democráticos), como paso necesario para avanzar
hacia la democracia real. Entendemos que ése será, pues, el primer objetivo de
la acción política.
La consecuencia más determinante
de esta situación es la que denuncia el 15-M con su frase “No nos representan”;
es decir, hay una ruptura, una desconexión entre las instituciones, sobre todo
partidos y sindicatos, y la ciudadanía. Ésta no está bien representada, lo que
invalida la democracia. Consecuentemente, el segundo objetivo de la acción
política es la democratización de las instituciones, de manera que se
conviertan en verdaderas herramientas en manos de los ciudadanos.
La tercera valoración se centra
en la estrategia política necesaria para derrotar al sistema neoliberal
dominante. Ésta pasa por la unidad de la izquierda. Jamás se derrotará al
neoliberalismo (verdadero origen de la crisis múltiple que nos asola) con una
izquierda fragmentada como la actual. Esta unidad ha de fraguarse, no en torno
a personas (que fallamos), ni de siglas, sino en torno a ideas, es decir, en
torno a un proyecto político de izquierdas que sea a la vez viable y realmente
alternativo al neoliberalismo.
Tenemos identificado ese
proyecto: se trata de retomar la genuina socialdemocracia que ya se aplicó con
éxito en Europa durante la llamada época dorada (las tres décadas posteriores a
1945), convenientemente adaptado a las circunstancias actuales (estas políticas
se pueden encontrar en libros tales como Hay
alternativas de Vicenç Navarro o Algo
va mal de Tony Judt). Este proyecto político ha de concretarse en un programa
que ha de usarse a modo de herramienta de trabajo para su divulgación y debate
en busca de apoyo electoral y de la necesaria unidad.
Como método de trabajo para
lograr estos objetivos proponemos el diálogo. La unidad se logra a través de un
diálogo razonado y riguroso, por lo que habrá que crear espacios adecuados en
todos los ámbitos. La dificultad no es pequeña, pues carecemos de esa cultura
(no sabemos escuchar). El diálogo, para que sea eficaz, es exigente. No vale un
intercambio de opiniones u ocurrencias. Requiere estar fundamentado en ideas y
razonamientos.
El papel del PSOE en esta
política de unificación y respuesta al neoliberalismo es clave por dos motivos:
es la mayor fuerza política de las que se pueden enfrentar al neoliberalismo y
representa la política que históricamente encarnó y aplicó la socialdemocracia
que se trata de retomar. Por ello entendemos que la reciente Conferencia Política
del PSOE, celebrada en Madrid, en la que se formalizó el deseo de hacer un giro
a la izquierda, ha de ser tenida muy en cuenta.
A modo de confirmación y
complemento de lo expuesto, se adjunta una relación de textos que fueron objeto
de debate en nuestro grupo. (Vienen en el documento ‘Relación de textos para la
comprensión política).
Gijón,
marzo de 2014
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