El señor Juanmartí pone de
manifiesto en su última réplica a anteriores cartas mías un hecho bastante
frecuente: el pronunciamiento de discursos paralelos, no convergentes. Dicho de
otro modo, hablamos de cosas diferentes.
No cabe duda de que este
Gobierno comete errores y la oposición tiene el deber de denunciarlos, para eso
está. Pero mis críticas al PP no se fundamentan sobre eso, sino sobre el hecho
de que se vale de mentiras, manipulaciones de la realidad y crispación
permanente para hacer la oposición, un comportamiento que destruye las bases de
la democracia que son, como se sabe, el diálogo con argumentos y la
confrontación de ideas para buscar la política más adecuada.
La reciente convención del PP en
Madrid proporciona una muestra clara de este tipo de políticas. Allí no se
planteó una alternativa al actual Gobierno para que los ciudadanos pudiéramos
comparar, sino que hubo una especie de concurso en el que los oradores
rivalizaban para ver quien descalificaba al Gobierno con palabras más gruesas.
Los más extremistas eran los más jaleados. Estuvo en la línea de los
reality-shows televisivos.
Detrás de todo ello está lo peor
de la ideología que defiende este partido: el neoliberalismo. Uno de sus
principios básicos es la obtención del éxito personal por encima de todo, de
tal manera que, para esta ideología, el fin justifica los medios.
Ejemplos claros de ello no nos
faltan. El lamentable comportamiento de Berlusconi en las recientes elecciones
italianas no puede ser más ilustrativo.
Gijón, 13-4-2006
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