En estos tiempos de tribulación
y pérdida de referencias morales e ideológicas es conveniente acudir a los
pocos sabios que parece haber en busca de orientación. Uno de ellos es,
indudablemente, el recientemente fallecido, Tony Judt, que nos dejó su obra
póstuma ‘Algo va mal’, una joya del ensayo político. Analiza el autor la crisis
por la que atraviesa el mundo e identifica sus causas: el neoliberalismo, que
se impuso como sistema, sin alternativa aparente, en las últimas tres décadas.
Al mismo tiempo describe los efectos perversos del mismo: exaltación del
mercado hasta convertirlo en un dios, lo que trae consigo secuelas tales como
desprestigio de lo público, reducción del Estado, individualismo,
identificación de la felicidad con la riqueza, privatizaciones, competitividad,
precariedad, desigualdad, etcétera.
Sitúa al neoliberalismo en su
contexto histórico e investiga el germen ideológico de donde procede: el llamado
grupo de los austriacos (Hayek, Schumpeter, Popper, etc.) que malinterpretaron
la historia de su país en la época de entreguerras, emigraron a EE UU e
inspiraron las ideas neoliberales de los Chicago
boys. Si bien éstas no tuvieron ninguna posibilidad de ser aplicadas
durante las tres décadas que siguieron a 1945, porque las políticas llevadas a
cabo por los partidos socialdemócratas en Europa y el New Deal de EE UU
llevaron a la humanidad a las cotas más altas de bienestar, fueron retomadas en
las décadas de los 70 y 80 por políticos conservadores como Thatcher y Reagan y
se impusieron hegemónicamente en los 90.
Analiza también Tony Judt los
errores cometidos por la izquierda (comunismo, socialismo real) y señala a la
socialdemocracia como referente único capaz de hacer compatible los beneficios
del mercado libre con un reparto equitativo de la riqueza, siempre y cuando
haga el oportuno reciclaje.
Gijón, 14-9-2011
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