viernes, 8 de agosto de 2014

La verdadera ciudadanía


Existe la conciencia en algunos sectores de la sociedad, los más sensibles y críticos, de que el actual estado de cosas, lejos de ser satisfactorio resulta más bien catastrófico (no hay más que ver lo que cuentan los medios). Es por ello que esos ciudadanos deben estar atentos a los que, desde los márgenes del sistema, ejercen la crítica a éste, pues es seguro que alguna habrá que acierte plenamente en el diagnóstico del mal y en la solución al mismo. Eso es lo que se da, en mi opinión, en el libro “Educación para la ciudadanía. Democracia, capitalismo y Estado de Derecho”, de los hermanos Fernández Liria y Alegre Zahonero.
El libro es tan políticamente incorrecto que no ha sido aprobado como texto en las escuelas. Su heterodoxia consiste en explicar racionalmente (como si de una demostración matemática se tratara), el proyecto político de la Ilustración, es decir, la democracia (esa gran desconocida), para pasar a continuación a examinar si las llamadas democracias actuales se pueden homologar como tales. La conclusión es demoledora: no superan la prueba. ¿Razón? El sistema económico capitalista es incompatible con la democracia, tal como la concibieron los ilustrados.
Conceptos básicos como ciudadanía; el espacio vacío (de poder), donde se reúne ésta para dialogar, razonar y llegar a acuerdos; Estado de Derecho; división de poderes; etcétera, son explicados con una didáctica comprensible.
En el libro se puede ver, negro sobre blanco, la irracionalidad del capitalismo, que nos lleva, en su viaje alocado, a la destrucción del planeta; el papel tergiversador de los medios de comunicación (en manos del gran capital) y la degradación moral y cultural de la sociedad que, atrapada en la trampa del consumismo, gira en el círculo vicioso de producir para consumir, sin tiempo para pensar, razonar, dialogar, acordar, es decir, las genuinas actividades del modelo de ciudadano diseñado por los ilustrados.


                                                              Gijón, 27-1-2008

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