martes, 5 de agosto de 2014

El sexo de los ángeles


Éramos pocos y parió la abuela. Nos parece que tenemos pocos problemas y nos ponemos a hablar del sexo de los ángeles. Porque no otra cosa es el debate sobre los nacionalismos. Tenemos ya mucha historia dramática sobre nuestras espaldas como para no saberlo. Se está produciendo en el mundo un rebrote de las identidades, tanto religiosas como nacionales, pero la experiencia nos dice que ese camino no lleva más que a enfrentamientos estériles. Porque, entre otras cosas, esas ideologías se basan en la subjetividad, son puro sentimiento carente de soporte racional. Los nacionalismos son en palabras del antropólogo Benedict Anderson, ‘comunidades imaginadas’ y pueden, con el pretexto del patriotismo, convertirse en la mayor fuerza manipuladora de la realidad.
Los problemas reales que tenemos son otros: económicos (economía financiera, paraísos fiscales, explosión de burbujas), políticos (desprestigio y deterioro de las instituciones, corrupción, falta de representatividad) y sociales (exclusión, paro, desahucios). Es ahí donde habría que fijar la atención y el debate. Hay que preguntarse cómo resolver esas cuestiones, no por quiénes somos. Porque esto ya lo sabemos: en el ámbito de lo público somos ciudadanos con iguales derechos y deberes. Se trata de saber y de ponerse de acuerdo en qué consisten estos. A este respecto, Fernando Savater nos da una pista cuando dice que los españoles con la crisis hemos pasado de ser apolíticos a ser antipolíticos, sin caer en la cuenta de que lo que hay que ser es políticos.


                                                      Gijón, 22-11-2012   

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