Parece que se abre otro nuevo
frente de confrontación en España (no tenemos remedio) con motivo de la
recuperación de la memoria histórica, unos reivindicándola y otros oponiéndose
a ella.
Una reflexión elemental sobre el
tema no ofrece dudas al respecto: es necesario recuperarla porque no es posible
construir un futuro democrático si no sabemos lo que es la democracia. Entender
la democracia supone conocer cómo y dónde surgió y por qué avatares pasó, es
decir, supone conocer su historia. A eso se llama recuperar la memoria
histórica.
La llegada de la II República supuso
el intento más sólido de establecer la democracia en este país a lo largo de su
agitada historia hasta su implantación definitiva, esperemos, en 1978. Parece
evidente, pues, la necesidad de recuperar esa historia que ha sido escamoteada
al pueblo español durante setenta años. Los primeros cuarenta por imposición de
la dictadura franquista y los otros treinta por olvido voluntario y culposo.
Existe abundante bibliografía y
documentación al respecto, por lo que conocer la verdad, en lo que a la
democracia se refiere, sólo depende de voluntad política y, en última
instancia, de la voluntad de cada uno para informarse.
El revisionismo histórico es un
fenómeno real que consiste en tergiversar la historia para justificar el golpe
de estado y posterior represión franquista. Tendrá éxito en la medida en que
sigamos dándole la espalda a la historia.
Por todo ello, entiendo que
recuperar la memoria histórica es una necesidad y un deber cívico.
Gijón, 27-4-2006
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