Vivimos en una época de confusión y desorientación
ideológica, posiblemente como consecuencia de los grandes cambios de todo tipo
que se produjeron en el mundo en los últimos lustros. Es por eso, seguramente,
por lo que uno se encuentra a menudo con hechos sorprendentes. Uno de ellos es
el que quiero señalar en esta carta. Hace unos días, en esta misma sección,
llamaba la atención sobre lo que me parecía un desatino. Un dirigente político
regional de una organización de izquierdas, concretamente IU, instaba a los
asturianos a defender la cultura y el idioma regionales a los que consideraba
un patrimonio social importante y olvidaba lo que, en buena lógica al menos
para él, debería ser realmente defendido: la cultura de la izquierda como
referente necesario para luchar contra la globalización neoliberal.
A este hecho, ya en sí mismo sorprendente, tal como
digo, hay que añadir otro no menos llamativo. Un banquero, Enrique Iglesias,
presidente del Banco Iberoamericano de Desarrollo, centró el discurso
pronunciado en la
Universidad de Oviedo, con motivo de su investidura como
doctor ‘honoris causa’, en proponer la recuperación de tres principios básicos
de la izquierda tradicional: solidaridad, igualdad y justicia social a fin de
acabar con los desmanes y atropellos del actual liberalismo económico (ver
información en este mismo diario el día 30 de noviembre dando cuenta de la
noticia).
¿Estamos o no en un mundo desconcertante?
Gijón, 8-12- 2002
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