miércoles, 6 de agosto de 2014

El amanecer y la decadencia


Se puede establecer un paralelismo entre los dos fenómenos sociales que, por su trascendencia, ocupan un lugar preferente en los medios informativos: las rebeliones populares del norte de África y el Movimiento del 15-M en España. Es fácil determinar las semejanzas: la edad predominantemente joven de sus protagonistas; la naturaleza espontánea de ambos movimientos; el uso de los modernos medios de comunicación, no controlados por los sistemas del poder o el objetivo inmediato de sus protestas: el poder establecido.
Pero, al mismo tiempo, se pueden apreciar las diferencias. Éstas vienen determinadas por el contexto político en el que se producen las rebeliones. En los países árabes el movimiento social busca sustituir sus gobiernos despóticos, corruptos, antidemocráticos por los modernos sistemas democráticos que en Occidente han tomado carta de naturaleza hace ya bastante tiempo. Se encuentran históricamente en el amanecer de la modernidad. En cambio, en España la protesta se sitúa en la decadencia propia de esa misma modernidad, la llamada posmodernidad.
Nos encontramos al final de un ciclo. La democracia, tan trabajosamente conquistada por nuestros antepasados, está tan deteriorada por el capitalismo salvaje que se impuso en el mundo en las últimas décadas, que ha quedado invalidada, inservible. El Movimiento de los indignados no reivindica sistemas novedosos de gobierno, sino que busca recuperar la esencia de la democracia. ‘¡Democracia real ya!’ es su consigna. Por eso mismo ha pillado a contrapié a todo el mundo (partidos políticos, sindicatos o la multitud de agrupaciones políticas y sociales de todo tipo). Ése es su mayor acierto: recuperar la palabra democracia que estaba desaparecida y colocarla en un lugar preferente, a la vista de todos.


                                                        Gijón, 25-6-2011 

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