miércoles, 6 de agosto de 2014

Comentarista sin complejos


Un comentarista político habitual de este periódico defiende en su columna del 17 de noviembre, ‘Obispo sin complejos’, la provocadora ingerencia del arzobispo de Oviedo en la política, tratando de influir en sus feligreses para que voten opciones de derechas. No sorprende que este articulista justifique la actuación sin complejos del obispo, porque él mismo toma partido con frecuencia, igualmente sin complejos, por unas determinadas siglas políticas, por cierto, en órbita con las del obispo.
Concretamente, en este caso afirma que el prelado se ajusta a las tesis de la Conferencia Episcopal que está en la línea ideológica de la derecha, de la misma manera que no hace mucho la Iglesia asturiana publicaba documentos sociológicos en línea con la izquierda. El hecho de equiparar ambas actitudes sin entrar a valorar cuál de ellas es la más acertada (por ajustarse al espíritu del evangelio, por ejemplo), invalida el argumento y lo convierte en manipulación. Respecto al derecho que tiene el obispo a opinar libremente, es cierto, pero este argumento no tiene en cuenta que el estatus social relevante que tiene no le fue otorgado por vía democrática, por lo que su ingerencia en la vida política resulta fraudulenta.
Por lo que se ve, tanto el obispo como el comentarista siguen las recomendaciones de su correligionario, Aznar, que en sus ocho años de gobierno dio todo un recital de lo que es hacer política sin complejos. Sin complejos metió a España en una guerra infame en contra de la mayoritaria voluntad de los españoles, sin complejos desempeñó el papel de correveidile del entonces emperador del mundo y sin complejos mintió cuentas veces quiso.


                                                             Gijón, 17-11-2011

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