miércoles, 6 de agosto de 2014

¡Democracia real ya!


Una de las consignas más coreadas en la manifestación de los indignados del día 5 de junio en Avilés, fue “¡Democracia real ya!”. Esta reivindicación supone que la democracia actual que tenemos no es real. Si no lo es, ¿de qué tipo es? Es una democracia formal, es decir, tiene la forma, la apariencia exterior de democracia: instituciones, partidos, Parlamento, Constitución, división de poderes, etcétera, pero está vacía, carece de contenido, porque le faltan ciudadanos dignos de tal nombre, que ejerzan de tales.

Ello es así porque los ciudadanos carecemos, en un amplio porcentaje, de la cultura y la ética democráticas. Eso explica que tengamos una democracia y no sabemos qué hacer con ella; explica la inhibición generalizada del pueblo en la política, en las instituciones (partidos, sindicatos, ayuntamientos, etcétera); explica que, al no tener criterios políticos y democráticos claros, estemos siendo manipulados por poderosas fuerzas mediáticas, ideológicas, financieras o religiosas, que no persiguen el bien general sino intereses particulares. Es desde estas instancias, sobre todo las económicas, desde las que se ha impuesto un pensamiento que, de tan hegemónico, se llama único, que no se corresponde con el pensamiento democrático.

El movimiento de los indignados deberá proponerse como primer objetivo cambiar la cultura actual, llámese del ocio, del espectáculo, del consumo o como se quiera llamar, por una cultura verdaderamente democrática, que permita a los ciudadanos asumir y ejercer sus responsabilidades públicas. A fin de cuentas, la democracia es el gobierno de los ciudadanos. Parece obvio que tengamos que tener una formación acorde con esa responsabilidad.


                                                           Gijón, 30-5-2011

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